miércoles, noviembre 22, 2006

Cielo e Infierno

Según cuenta un antiguo relato japonés, un Samurai desafió en una ocasión a un maestro Zen a que le explicara el concepto de cielo e infierno. Pero el monje respondió con desdén:- "No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!". Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó:- "Podría matarte por tu impertinencia". - Eso, repuso el monje con calma, "es el infierno". Desconcertado al percibir la verdad en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
Y eso, añadió el monje, "es el cielo".
"La paz interior se halla cuando el que la busca deja de hacerlo, no por haberla encontrado, sino por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él."

Un millón de bendiciones...

miércoles, noviembre 08, 2006

El silencio

El silencio es algo desconocido para el hombre común, no solo porque en la vida moderna no se le asigna ningún valor, sino porque hablar cumple con otras funciones, aparte de la obvia que es la comunicación través de la palabra nos representamos la realidad, de manera que nuestra descripción del mundo se sustenta en una estructura de imágenes y conceptos traducidos en palabras que pierden su condición de instrumentos y se transforman en un sustituto de aquello que representan.
En términos del maestro : "Lo malo de las palabras es que siempre nos fuerzan a sentirnos iluminados, pero cuando damos la vuelta para encarar al mundo, siempre nos fallan y terminamos encarando al mundo como nos es habitual sin iluminación".
Así, siempre estamos hablando. Llenamos los vacios de nuestras interacciones con palabras que, al no haber intencionalidad carecen de significado cuando no tenemos a nadie a nuestro lado para justificar el parloteo, hablamos a nosotros mismos para decirnos lo que somos, lo que sentimos y lo que queremos.
El primer paso que debe dar el aprendiz para alcanzar el silencio, es controlar el parloteo. En la medida que la mente tiene la facultad de conversar consigo misma y al mismo tiempo, de observar su conversación, el aprendiz debe usar esta facultad para analizar el contenido de sus conversaciones. Descubrirá que la mayor parte de ellas son la manifestación de hábitos prescindibles, entre los cuales, el más destacado, es el habito de quejarnos. Buena parte de nuestras conversaciones tiene por objeto transmitir nuestras quejas a un interlocutor que no necesariamente está interesado en escuchar, sino que está esperando su turno para transmitir, a su vez, sus propias quejas. El objetivo de esto es, como se verá mas adelante, mantener una determinada imagen personal.
Despojado del habito del parloteo inútil, el aprendiz no sólo descubre el sentido de la verdadera comunicación, sino que también aprende a escuchar la riqueza del silencio, el que lo lleva a una comprensión más profunda de la vida y le ayuda a dejar el hábito de hablar siempre de sí mismo. El silencio le enseña también a no quejarse y a no esperar nada, lo que construye la base de la quietud y armonía interior. El silencio controla la ira, la excesiva emotividad, aquieta la mente y predispone al espíritu para el trabajo de desarrollo.
¿Eres capaz de buscar el silencio en tu interior, estás dispuesto a emprender el viaje y salvarvarte de ti mismo?
Anónimo

jueves, noviembre 02, 2006

Los diez consejos de belleza principales:

Para mantener unos ojos hermosos y cautivantes, busca el lado bueno de las personas.

Para unos labios carnosos y sensuales, habla quedo y con palabras amables Para una agradable sonrisa, sonríe a pesar de las circunstancias que puedas estar atravesando. Para un pelo sano, abundante y sedoso, deja que un niño lo acaricie, auque sea una vez.
Para unas manos suaves y hermosas, aplaude con sinceridad el éxito de los demás. Para un buen porte, camina siempre con la seguridad de que nunca andarás en soledad. Para unos brazos firmes, ayuda a alguien caído a levantarse nuevamente.
Para una figura esbelta sin cirugías, comparte tu pan con el hambriento.
Para tener estilo y elegancia, trata con sinceridad y respeto a todos sin importar la posición social que tenga, ni el poder que ostente.
Para dormir bien y levantarte relajado y feliz, ama a tu prójimo como a ti y refúgiate en ese manantial de paz que sólo el universo sabe dar.

(ANÓNIMO)